Los desequilibrios macroeconómicos ejercerán presión en las empresas argentinas hasta 2023 y el país deberá enfrentar grandes déficits fiscales, inflación acelerada, una moneda débil y tensiones políticas antes de las próximas elecciones presidenciales. A esta conclusión llegó Moody’s Investors Service en su último reporte de tendencias crediticias en América Latina.
“El crecimiento se mantendrá en terreno positivo, pero se desacelerará, y el gobierno seguirá sin acceso a los mercados financieros internacionales. La inflación reducirá la capacidad de las empresas de trasladar el aumento de los costos a sus clientes”, agregan desde Moody’s.
La compañía evalúa que la demanda de petróleo y gas se desacelere hasta 2023, en particular a medida que la inflación y los aumentos de interés reduzcan el poder adquisitivo de los consumidores y que las crecientes tensiones políticas afecten la confianza general de los inversores.
“Pero las métricas crediticias siguen siendo sólidas para las empresas argentinas de petróleo y gas, que tienen coberturas de moneda extranjera natural a través de las exportaciones y tienen contratos locales basados en dólares con grandes clientes industriales”, señalan.
Por otra parte, advierten que una reducción federal de los subsidios a la energía restringirá el crecimiento de la demanda y aumentará las pérdidas de energía, lo que reducirá los márgenes operativos de las empresas de servicios públicos regulados de electricidad y gas.
En tanto, el acceso a las reservas extranjeras y las finanzas ofrecerá cierta protección para las empresas de telecomunicaciones y de consumo de Argentina hasta 2023.
Por último, concluyen que los problemas de liquidez y el riesgo de nuevas reestructuraciones de deuda siguen siendo altos para los gobiernos regionales y locales argentinos (RLG). Las crecientes demandas sociales de la pobreza y el desempleo generalizados mantendrán a los gobiernos locales luchando por aumentar el gasto. El menor crecimiento, los resultados operativos más débiles y el acceso limitado al mercado pesarán en su liquidez, y la falta de financiamiento externo hace que las reestructuraciones de deuda provinciales sean más probables.