La inflación seguirá siendo persistente en Argentina y la financiación externa será clave para estabilizarse en el segundo semestre de 2024, informan los analistas de BTG Pactual. Para abril, los analistas esperan un pequeño ajuste del tipo de cambio, de forma de incentivar las exportaciones bajo una amplia brecha cambiaria (30%). La flotación bajo restricciones podría llegar entre septiembre u octubre, antes del plan de estabilización.
Las tasas permanecerán bajas para seguir diluyendo, a costa de presión sobre la inflación, al sistema bancario, lo que provocará menores ahorros en pesos.
El financiamiento multilateral permitiría un programa de estabilización más rápido en el segundo semestre de 2024. De lo contrario, la represión financiera y la dilución tendrán que ser prolongadas.
El gobierno intentará diluir, acumular reservas para eventualmente congelar la base monetaria, intercambiando pasivos remunerados restantes por bonos del Tesoro.
“El ajuste fiscal es rápido y rudimentario pero podría ser sostenible bajo reformas más profundas. El ajuste externo será sostenible bajo flotación en el futuro”, indican en el informe.
La actividad es el principal riesgo a corto plazo. Los datos de diciembre/enero revelaron una gran caída, una pequeña recuperación en febrero, con menor poder adquisitivo, se espera un rebote en marzo/abril.
“Los riesgos políticos persisten, pero el discurso del estado de la unión de Milei brindó alivio. Es probable que haya algunas reformas, aunque ajustadas: reforma fiscal, desregulación, moratoria, amnistía fiscal, algunas reformas laborales, nueva fórmula de pensiones. En escenarios de larga recesión, podría perder apoyo popular y político en el congreso, con riesgos de destitución”, concluyen.