Existen grandes probabilidades de que Argentina firme un acuerdo a 10 años con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero no hay chances de que pueda cumplirlo con una nueva elección presidencial en 2023 y una creciente imagen negativa del gobierno actual. Esta fue la conclusión a la que llegaron en el foro “Elecciones y los nuevos retos que aguardan a la Argentina” de Moody’s Argentina.
Gabriel Torres, vicepresidente Credit Officer de
señaló que Argentina posee una calificación desfavorable que la aproxima a una posibilidad de default y que el país no se encuentra en mejores condiciones para pagar la deuda por completo, sino a través de una refinanciación. “(La calificación) refleja la historia de Argentina y la falta de acceso a los mercados. En septiembre de 2020, el país reestructuró su deuda con un default y nuestra calificación subió muy poco”.En relación con los conflictos económicos del país, Torres recordó que todos los países de Latinoamérica tienen problemas de inflación, pero lo solucionaron con consensos políticos. “Argentina no lo logra y sus debates se parecen a las políticas de la década del ochenta. La mayoría de los países tienen recambio de políticas en elecciones presidenciales, pero hay instituciones que funcionan y hay confianza. Eso no hay en Argentina”.
Jorge Giacobbe, de Giacobbe y Asociados, afirmó así que las mayores complicaciones de la economía derivan de la política, que a su vez está influenciada por la opinión pública. “El ciudadano argentino va a votar en elecciones por necesidades económicas. La corrupción es el principal problema en las encuestas”.
A días de conocer el Plan Económico Plurianual, Giacobbe sostuvo que los presupuestos que se mandan al Congreso nunca se cumplen y esto hace que la credibilidad del presidente, que se encuentra en 15% de imagen positiva, se pierda. “Veo un 2022 tenso, con angustia y ansiedad, con una sociedad enojada con el gobierno. La población está contenta por el resultado de las últimas elecciones, pudieron hacer catarsis pero volverá la frustración”. Aunque descartó que existan futuros contextos de crisis políticas que desencadenen quiebras en el Poder Ejecutivo, ya que ningún espacio desea hacerse cargo de los problemas económicos.
Ambos coincidieron que el acuerdo con el FMI demandará un fuerte ajuste fiscal y que el actual crecimiento de la economía está atribuido más a un rebote y no a un crecimiento real.