El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, defendió la meta de 60% de la inflación en 2023 al explicar que existirá un mayor impulso fiscal y un crecimiento de la demanda de dinero, a la vez que coincidió con la vicepresidenta Cristina Kirchner al señalar que existen empresas que generaron altas ganancias “desfasadas” en los últimos años.
Como causas para atacar la inflación, acusó al sistema cambiario y a la falta de coordinación para frenar la caída de la base monetaria.
“Hay algo que llamamos un residuo, que son los márgenes brutos empresariales, que han quedado altos en genera. Hay que buscar la manera de ser eficiente y que los márgenes generales de las empresas vuelvan a lo que eran hace cuatro o cinco años atrás porque se han desfasado, se ha hecho una cuestión muy desordenada”, manifestó durante la presentación del Presupuesto en el Congreso.
Rubinstein señaló en primer lugar que el Impulso Monetario de Origen Fiscal sería compatible con una inflación del 40% anual (3% mensual). “Desde el gobierno, actuaremos para mejorar el sistema cambiario, cuyo desorden facilitó suba de márgenes brutos empresariales exageradamente, y sobre los factores de inercia”, dijo.
Luego, detalló que otro objetivo en 2023 será atacar la inercia inflacionaria con una “razonable” caída de márgenes empresariales. “Si el Congreso mejorase el Presupuesto, eliminando el déficit fiscal primario, nos brindaría una gran herramienta para volver a obtener una inflación normal, del orden del 10% anual, en menos tiempo de lo que casi todos creen”, estimó.
Este impulso monetario de origen fiscal no solo es por lo que se conoce como adelantos transitorios, o cualquier transferencia directa del Banco Central, sino que también hay otros mecanismos indirectos, que son el 0,6% del PBI y la estimación de la expansión monetaria indirecta por 1,2% del PBI. “Esto quiere decir que, en total, la expansión de origen monetario del Estado, del sector público nacional, es del 1,9%, para redondear 2% del PBI, indicó el viceministro.
Agregó más tarde que si se toma el 2% del PBI de expansión monetaria en adelante, directa o indirecta, y 5% del PBI como denominador, se origina una expansión de 40% de la base monetaria originada en las necesidades del Estado, lo que provocará una buena y una mala noticia. Creemos las condiciones macroeconómicas para una inflación del orden del 40% no quiere decir que automáticamente vamos a bajar del 90% al 40% por esa razón. No es así cómo funciona la economía o no es nuestra visión.
“Tomamos 60% porque sabemos que partimos de una situación desordenada, que no creemos que fácilmente vayamos a hacerlo de un día para otro, y que ya vayamos rápidamente para el 40%. No es algo automático, tenemos que actuar sobre una realidad complicada, llena de de distorsiones, concluyó.